Maricá/RJ,

El nuevo 'black power' literario


La revista Granta nombró a Taiye Selasi una de las 20 mejores autoras británicas menores de 40 años.


Taiye Selasi (izq.) y Chimamanda Ngozi Adichie.
Foto: Archivo particular
A Taiye Selasi (Londres, 1979) le ha valido escribir una sola novela para convertirse en una estrella: Lejos de Ghana, que cuenta la historia de una familia afroamericana rota por el abandono del padre. La revista Granta, ese respetado oráculo literario, la nombró una de las 20 mejores autoras británicas menores de 40 años.
Pero ella no se considera solo inglesa: se crió en un pueblecito cerca de Boston y vive entre Nueva York y Roma. Sus padres son una pediatra nigeriana y un cirujano ghanés, al que Taiye conoció cuando tenía 12 años porque el matrimonio se divorció cuando era niña. La mezcla global de cultura africana, raíces inglesas y educación en dos de las universidades más prestigiosas del mundo han hecho de ella una de las escritoras más interesantes de la última década.
No es casualidad que el escritor Salman Rushdie haya mostrado su admiración por su trabajo y que Toni Morrison, escritora afroamericana ganadora del Nobel de Literatura, sea su madrina literaria. Selasi tiene un currículum asombroso: se graduó cum laude en Estudios Americanos en la Universidad de Yale e hizo lo propio en Relaciones Internacionales en Oxford. Uno de sus primeros relatos, Las vidas sexuales de las chicas africanas, fue elegido como la mejor historia publicada en el 2012 por la crítica estadounidense.
Si a esto le sumamos su imagen poderosa, sofisticada y fashionista, la combinación es perfecta. Taiye no tiene ningún problema en afirmar que le encanta la moda. Una de sus posesiones más preciadas es una chaqueta diseñada por el desaparecido y venerado diseñador británico Alexander McQueen. Pero quizá el hito de su carrera haya sido hasta ahora el haber acuñado un nuevo término que la define a ella y a los hijos de emigrantes africanos de su generación. “Nunca soy lo suficientemente británica ni lo suficientemente africana para satisfacer a quienes encuentran diversión en el tema de la identidad. Así que escribí un ensayo proponiendo una alternativa y vivo muy feliz a partir de ahí como ‘afropolitana’ ”.
El ‘afropolitanismo’ intenta unir la vida de los africanos que se reparten entre dos (e incluso tres) continentes. “Cuando finalicé mis estudios, en el 2004, me fui a Nueva York, trabajé cinco años en televisión, y lo detesté. No odiaba mi trabajo, sino el no ser escritora. Cada vez que entraba en una librería y miraba las novedades, mi corazón se partía. Pensaba en esa niña que leía y escribía y que había sido yo, llena de pasión, y que sabía perfectamente lo que quería hacer con su vida. Hasta que pensé ‘ya basta’. Esto fue seis meses antes de mi cumpleaños 30”, contó al suplemento El Cultural, de España.
“Es cierto que mi padre es de Ghana y que el personaje de mi novela también. Mi madre es nigeriana y escocesa y le encantan las flores. Y resulta que Fola, otro personaje de Lejos de Ghana, es nigeriana-escocesa y le encantan las flores (...). Hay una pareja de gemelos, mi hermana y yo somos gemelas. Pero son detalles superficiales. Mi familia se dio cuenta de que estos personajes no eran ellos. Estos detalles me ofrecían cierta orientación ya que también escribía sobre temas de los que sabía menos, como la paternidad, el matrimonio, la muerte o la medicina”.
Taiye tiene una vida paralela con Chimamanda Ngozi Adichie, de 36 años, originaria de la aldea de Abba, en Nigeria. Su padre era profesor de estadística, y su madre trabajaba en la Universidad de Nigeria como secretaria. A los 19 años, Chimamanda consiguió una beca de la Universidad de Drexel, en Filadelfia, para estudiar comunicación y ciencias políticas y comparte con Salesi estudios en Yale. Su tercera novela, Americanah, cuenta la historia de una joven nigeriana que viaja a EE. UU. para estudiar. ¿Autobiografía? En muchos aspectos, sí. Pero, sobre todo, la historia es otro tributo a tantos africanos en la diáspora, como ella misma.
Americanah fue seleccionado como uno de los 10 mejores libros del 2013 por los editores de The New York Times Book Review y acaba de ganar el National Book Critics Circle Award, uno de los premios literarios más importantes de Estados Unidos.
La autora, todo un fenómeno global, se dio a conocer por un discurso en la plataforma TED titulado El peligro de una historia única, en el que hablaba de cómo aprendió a leer en libros ingleses y estadounidenses, y luego ella misma escribía sobre niños con ojos azules y que comían manzanas, a pesar de que en su Nigeria natal nadie tenía los ojos claros y la fruta más consumida es el mango. De eso también trata su novela: de la necesidad que sienten los africanos de adoptar un estilo de vida europeo o norteamericano cuando abandonan sus ciudades y pueblos de origen. Ella lo resume así: “La primera vez que me sentí negra en mi vida fue cuando llegué a Estados Unidos”.
La pionera: Toni Morrison
Que una mujer gane el codiciado Premio Pulitzer y también alcance la cima de la literatura recibiendo el Nobel no es nada frecuente. Pero si además la mujer es afroamericana y nació en una familia de clase trabajadora de Ohio, el asunto se vuelve extraordinario. Es el caso de Toni Morrison, de 83 años, famosa por llamar a Bill Clinton como el primer presidente negro de Estados Unidos: “(...) Clinton tiene casi todos los atributos de la negritud: hogar monoparental, nació pobre, clase trabajadora, toca el saxo y es un chico de Arkansas al que le gustan el McDonald’s y la comida basura”.
Entre sus obras más importantes se encuentran ‘Ojos azules’, ‘La canción de Salomón’ y ‘Beloved’.
VERÓNICA MARÍN
Para EL TIEMPO
MADRID.

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